Por Juan Tomás Valenzuela
Anda un audio en que Marchena
acusa al expresidente
de malcriado, de insolente
y hablar con la boca llena.
Yo siento vergüenza ajena
al escuchar a esta escoria,
que faltando a la memoria
del líder que lo hizo gente,
hoy se le para de frente
con actitud vejatoria.
Es increíble, señores,
de lo es capaz un pillo
por aferrarse a un anillo
de escorias y violadores.
Gente a la cual, los valores,
la eticidad y el civismo,
siempre le ha dado lo mismo
violarlos en la ocasión,
en que el tema corrupción
es asunto de amiguísimo.
Cuando escuché la exponencia,
en un momento pensé
que era alguien con mala fe
y algún nivel de influencia,
que utilizando la ciencia
había imitado la voz
de aqueste Mago de Oz
que le sirve de escudero
a aquel protervo rastrero
que anda con su escualo en pos.
Pero el timbre de Marchena
además de inconfundible,
es irónico, es risible
y también huele a ballena.
Y nos describe una escena
en la que se hace imposible,
que del velero inundible
que nos construyó Don Juan,
emerja algún capitán
que vuelva a hacerlo imbatible.
La tropa está dividida,
no cabe la menor duda.
Y la ambición testaruda
es mucho peor que el sida.
De aquel que ha sido el rey Midas
de la organización morada,
si hoy mismo no queda nada,
no es por su mala gestión,
más bien, es por la ambición
de unos buenos para nada.
Juan de los Palotes
14 julio 2019